Thursday, September 06, 2007

Una furtiva lágrima

http://youtube.com/watch?v=KxyrphGgLH4
Mis abuelos maternos se conocieron por la opera.

Mi abuelo cantaba. Era tenor. Aficionado, pero muy bueno. Participaba en el Club de Aficionados a la Opera y la Zarzuela, de Santiago de Chile. Se llamaba Andrés Estévez Vaccaro. Hijo y descendiente de inmigrantes españoles e italianos. (Es curioso que mis hijos son hijos de inmigrantes también, de una española en Chile, y de un chileno, en España).

Allí conoció a Carlos Clerc Mirtin. También hijo de inmigrantes, franceses en este caso. Hermano de mi adorada y extrañada abuela Magdalena.

Se enamoraron y se casaron. Tuvieron a mi madre. Y se divorciaron.

Mi abuelo, cantó con Plácido Domingo, cuando este era un chaval desconocido. Viajaba en motocicleta. Enamoró a muchas mujeres en su vida.

Mi abuela, cantó y bailó tangos sobre las mesas. Contó chistes en las bodas. Se enfermó mucho cuando mayor.

Murieron divorciados, pero amigos.

Los dos adoraban a Pavarotti. Cantaban con él, con sus grabaciones. Sus vinilos, sus cassettes, sus CD's.

El último regalo que le hice a mi abuelo fue una versión del "Elixir del Amor", interpretada por Pavarotti, en que la versión de "Una Furtiva Lágrima" es desagarradora.

Mi abuela adoraba especialmente sus canciones italianas. Además, ella vivía con mi entrañable tía abuela Ivonne Clerc Mirtin. Probablemente una de las mujeres mas admirables que he tenido la oportunidad de conocer y querer. Los almuerzos (comidas) de domingo en su casa siempre terminaban con una sesión de opera, mientras jugábamos carioca (continental), o nos comíamos una sandia en el patio, o simplemente nos reíamos de las desagracias del mundo y de las nuestras.


Luego vino la loca de mi madre. Fanática de Pavarotti. Yo creo que la primera opera que escuché, concientemente, cantaba él. Creo que era "El barbero de Sevilla" o "La Boheme" que mi padre le regaló a mi madre en unas vacaciones en La Serena. Después de eso, también se divorciaron. Pero ella ha seguido fanática hasta el día de hoy, en que la he despertado para darle la noticia. Seguramente mucha gente se acordará de ella.


Mi padre nunca soportó la opera. El es de el grupo de fanáticos del jazz que opinan que no se puede morir cantando. Sin embargo, mientras estuvo con mi madre creo que supo apreciar el nivel Pavarotti. El, hasta el día de hoy, admira mi abuelo Andrés, el operático, lo que también le debe haber influido.


En fin, Pavarotti siempre estuvo presente. Hasta hoy.
Guatón (gordo) inmenso, relleno de música y talento. Nos has hecho llorar tantas veces, pero nunca como hoy.

Porque hoy es de verdad, has muerto, inconciente y sin orquesta.


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